Todos alguna
vez hemos experimentado un sentimiento de perturbación angustiosa del ánimo
por un riesgo o daño real o imaginario. Un recelo o aprensión
que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea. Es la definición que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua ofrece sobre el miedo.
Sigmund
Freud, en su teoría del miedo, establece una clasificación del miedo: el real y
el neurótico.
En el miedo real existe un
peligro real ante el cual corre riesgo la integridad de la persona. Desde el
punto de vista biológico, se trata de un esquema adaptativo, y constituye un
mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo
responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia.
En el miedo neurótico no existe
una amenaza real que ponga en riesgo la integridad de la persona, por lo que
puede decirse que se trata de un sentimiento irracional que nace de la
imaginación y que no existe, al menos, en el momento en el que se está
sintiendo.
Lo veamos
desde el enfoque que queramos, se trata de un sentimiento tan demoledor que nos
puede llegar a paralizar de tal modo y con tanta intensidad que nos impida tomar
las decisiones correctas o, de otro modo, nos haga huir de lo que está a
nuestro alcance y que nos puede llevar hasta la anhelada felicidad. Todo porque
el miedo nos empuja a un abismo de ansiedad que paraliza nuestra razón.
Si huyes de tu
felicidad porque te da miedo afrontar las consecuencias de determinados actos,
estás matando tus sueños. Si crees que no podrás aguantar dichas consecuencias
y prefieres la “comodidad” de lo conocido, estás suicidando tu alma.
Tal vez
disfraces ese miedo de “no hacer daño a los demás” o de “no quiero ser un
egoísta”. Entonces tú sabes perfectamente que hay un lugar donde mueren los
sueños, y ese lugar se llama miedo.
Has definido dos tipos de miedos. Yo creo que he tenido trescientos tipos XD
ResponderEliminarMe encantan los dos últimos párrafos :)