Son bellas, imparables, inagotables…pero también pueden ser devastadoras. 
A veces en sucesión continua, otras interrumpida, siempre salvajes,  llevándose todo por delante. A veces llegan olas a nuestra vida, que  también nos arrasan ,nos revuelve nuestro fondo, volviéndose todo  turbio.
No hay otra, debemos esperar a que calmen, para intentar ver las cosas con mayor claridad. 
Hay varias formas de encararlas, esconderse debajo, esperar a que pase,  pero no podemos escondernos para siempre, nos ahogaríamos.
Hay  sentimientos que llegan a nuestra vida como un tsunami, como por  ejemplo, el amor. Las dos cosas llegan  por accidente, sin preguntar si  hará daño, no tiene nada en cuenta, simplemente arrasa con todo lo que  se le pone por delante.
Y es que  no podemos detener las olas, pero podemos aprender a surfear.
El texto pertenece a una amiga que ha querido colaborar en nuestro blog. Gracias.

Yo cuando veo una de esas grandes, altas, imponentes, tiemblo XD.
ResponderEliminarAhora, ¡qué suerte tener a gente que me saque a flote!
¡Edelweiss!, ¡Qué bien va esto!
¡Muchas gracias a la colaboradora!