Que diferente, a partir de una forma de sentir, es asimilar la realidad. Vuelcas sin dudar los acontecimientos de tu vida y los empotras ahí dentro, en aquello que bombea, en aquello que te hace sentir, en aquello que llamamos aquí, ese músculo bobo. Encuentras a la realidad y la quieres sortear, coges el martillo y la machacas, si puedes. Te niegas a verla, a reconocerla. Te evades, vuelves, te machacas. Te odias. ¡Borja!
Esta entrada estaba pensada ya desde el sábado. La publicaría hoy, esta noche. No porque el sábado ya me sobraran ganas, sino porque en esta tormenta alocada, de sentimientos y de emociones, en la que se ha convertido esta última semana faltaba ver muy a mi pesar como un equipo valiente sorteaba a otro que olvidó su valentía, a la historia y, para más desgracia, a los corazones de los madridistas. Pero vamos al principio: antes de la citada tormenta disfruté de una película el viernes pasado: ¿Qué tiene el pasado? ¿carisma? ¿nostalgia?. No, no es el título de la película pero sí su moraleja o por lo menos mi conclusión. Al protagonista, noche tras noche, se le aparece a los pies de una iglesia parisina de manera misteriosa una serie de personajes de una época anterior a la suya. Sin buscar demasiadas respuestas a estas misteriosas apariciones, queda enamorado de esa época pasada y de sus personajes, lo que hace, que vea su época como un fastidio y un problema. Siente admiración por el pasado. Carisma.
Quisiera coger a ese chico explosivo de corazón y decirle que no sea tan bobo, que rectifique cuando se equivoca, enseñarle el camino para que vea sus errores. Pero sobretodo, le diría que empiece por quererse y que se adore por lo que cree que es y por lo que dicen que es. También le diría que el pasado es sólo eso pasado, que coja su carisma y se lo lleve al presente. El fútbol forma parte de mi vida, de todas las maneras posibles e inimaginables. Lo disfruto, lo quiero y lo odio sin quererlo. Me hace conocerme a mi mismo, me hace revolverme en mis pensamientos. Me traspasa el alma y me pulveriza con un fulgor aplastante. Un personaje dijo una frase -perdón que no lo recuerde- que particularmente me encanta: "Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y lo hace". Que suerte que mi mejor amiga sea así.
En la vida como en el fútbol aparece de forma fantasmagórica la derrota, con un sólo padre y con una sola madre. Muy al contrario que la victoria que goza de ambos en cantidades industriales. Y mi mejor amiga se quiere colar en mi alma y ayudarme a que desaparezca el horrendo fantasma de la derrota y su pasado harto carismático. Encontrar esa tristeza y cambiarla por alegría. En la derrota quiero a mi mejor amiga a mi lado y lo digo aquí, a escondidas en medio de esta caótica entrada porque nunca se lo he demostrado y porque siempre me escondo en una devoradora e implacable tristeza que me atenaza y me encoje. En la derrota desearía apoyarme más en ella.
Hoy tengo al fantasma delante de mis narices. La derrota, con su pasado y su hipnótico carisma. Pero habrá que levantarse, engrandecerse y pensar menos en el pasado y más en el futuro, éste último, igual carente del carisma que goza el primero pero con algo más poderoso y vital para mí que a veces me niego a ver:
Una ilusión que me embriaga de la cabeza a los pies y eso, es un tesoro que ningún fantasma -ni ninguna eliminación futbolera- me podrá quitar.
http://www.youtube.com/watch?v=twogJNEJlAQ
ResponderEliminarPues mira, yo cogería a ese chico explosivo de corazón y le diría, que aprenda cuando se equivoca, que como bien sabe, en la derrota es donde más se aprende. Pero sobre todo que se quiera por lo que ES, no por lo que "cree" que es, ni por lo que "le dicen" que es.
ResponderEliminarQue del pasado no hay que volver a recoger nada, porque lo que valía entonces, sigue estando ahí, dentro y fuera, sólo que a veces nos cuesta distinguirlo porque se han añadido nuevas capas a la piel y al alma... que no son más que, heridas por las caídas y cicatrices por el aprendizaje. Son pequeñas medallas de derrotas y victorias que dan valor a lo que había y sigue estando.
¡Coño B! que tu eres finalista en la Champions... y no es por que lo diga yo :P.
Gracias Marta (espero no equivocarme de persona XD). Lo que has leído es consecuencia de una semana mala en lo anímico y la derrota más dolorosa en Copa de Europa que recuerdo XD. Un cóctel no apto para corazones como el mío. Pero el consejo por supuesto que te lo compro y me lo guardo.
EliminarGracias :)