Este blog ha sido ideado para plasmar en palabras los grandes y pequeños acontecimientos que van apareciendo en nuestra vida. Tal vez muchos vayan dirigidos a ti, lector conocido. O tal vez a ti que, aún pensando que me conoces, nunca lo has hecho

viernes, 17 de agosto de 2012

...para aprender a levantarnos

        Seguro que la mayoría de las personas preferiría siempre estar de pie y no tener que hacer ese costoso tránsito de volver a erguirse y continuar. Seguro que todos a priori tomaríamos esa elección. Pero, cuando te ves en el suelo, como ese viernes en el que escribes una entrada de las de echarse a llorar, es cuando, aunque parezca mentira, todo tiene más sentido. El proceso puede resultar hasta hermoso. Créanme.

No quiero que nunca me toque la lotería. Y eso que juego, pero quien me conoce sabe que necesito tener ilusiones del tipo que sean. No quiero miles de miles o millones de euros en mi modesta cartilla de ahorro. Quiero sentir que la vida no es nada fácil. Quiero luchar por ella y en ella. Quiero aprender a levantarme porque así también aprenderé a caer.

Esta entrada es por y para mi amiga Silvia.

Para situar a esas personas que esporádicamente visiten este blog, ya sea por error o porque el azar del buscador de turno le haya llevado aquí, mi amiga Silvia es una de las personas más importantes de mi vida.
No nos presentó ningún amigo, ni siquiera fue tomando una copa e incluso la más probable, compartiendo pupitre y lapiceros. Una caída de ambos fue la que quizás hizo que nos acercáramos a un sitio lleno de gente. Quien sabe. El tiempo, breve pero muy intenso ahí dentro, hizo que fuéramos ladrillo a ladrillo forjando una de las amistades más bonitas y sinceras que probablemente haya en no se cuantos kilómetros cuadrados. Lo especial no puede nacer de lo normal.

Si en mi camino no hubiera habido caídas, ella no sería hoy esa persona tan importante en mi vida. Probablemente ni existiría. Yo estaba en el suelo y ella me ayudó a levantarme con sólo regalarme su amistad, con sólo hacerme saber que tenía una persona especial que me ayudaría en todo. No me gusta decirlo y ella lo sabe pero, creo que yo también la he ayudado a levantarse. Es el único secreto. Ayúdame y te habré ayudado como decían Los Secretos en una hermosa canción.

Como iba diciendo, mi amiga Silvia es muy especial para mí. Para que os hagáis a la idea de como es, de hasta que punto es una persona tan especial, os invito a que cerréis los ojos e imaginéis que estáis paseando por una senda de un bosque cualquiera. Metros y metros de arboleda se elevan a vuestros pies. Apreciáis como la cálida y tímida luz solar se filtra entre las hojas formando haces de luz que forman peculiares formas y diversas tonalidades que se mezclan con el cantar del bosque y el rumor del viento golpeando la elevada y basta vegetación. Entonces, dentro de este escenario bucólico, veis en un margen del camino custodiado por dos bellos árboles centenarios un cofre, un más que probable Tesoro. Y sentís que os reclama, os atrae con especial magnetismo, notáis que hasta brilla, sí, percibís un leve aura alrededor de él y entonces, os sentís especiales. Miráis a un lado, a otro. Os preguntáis ¿por qué yo? ¿este tesoro es para mí?...

Silvia es eso. Un tesoro capaz de albergar la más bonita de las sonrisas, el más sincero de los abrazos y la más bella y cálida mirada que una amistad pueda contener.

Me gusta cuando estás en el suelo, te agarro de la mano y te levanto. Me gusta porque siento que puedo ayudarte gracias en parte a la fuerza y aprendizaje que mis caídas anteriores me han dado. Me gusta porque nos hace crecer y aprender. Por eso me gusta caerme de vez en cuando, porque sé que a ella le importa esa caída y hace que continúe con ilusiones renovadas.

Ahora mi amiga Silvia no está en su mejor momento pero, la digo desde aquí que se levantará. Lo sé. Es valiente, tenaz y con unas ganas de vivir increíbles. Volverá su ilusión, aprenderá a levantarse como tantas veces ha hecho ya. La quiero, de la manera más sincera que se puede querer a una amiga. Puede que pienses que eres una persona más en el mundo, pero para mí tú eres un mundo, de los pocos que tengo. Estoy aquí, Tesoro, nunca te dejaré sola, es una promesa que nace desde el corazón y no desde la palabra. Esta entrada, la que habla de caerse, de desmoronarse, de ver que no hay salida en ciertas situaciones en momentos extremos no es para ti. Para ti es la entrada que habla de levantarse, de mirar hacia delante, de este amigo que te adora por como eres simplemente. Maravillosa.


Y ahora dime, ¿por qué nos caemos?...


1 comentario:

  1. Uf, gracias por tan bonito e inmerecido homenaje. Ya sabes que ahora mismo he caído de boca, y que aún me queda una temporada de ir a gatas hasta que pueda mantener el equilibrio. Ahora mismo solamente se me ocurre decirte... gracias. Y que te quiero.

    ResponderEliminar