Este blog ha sido ideado para plasmar en palabras los grandes y pequeños acontecimientos que van apareciendo en nuestra vida. Tal vez muchos vayan dirigidos a ti, lector conocido. O tal vez a ti que, aún pensando que me conoces, nunca lo has hecho

martes, 26 de febrero de 2013

Claudio y tú


 

Diez años antes de que lo hiciera Jesucristo, nació en la Galia un niño débil, enfermo y cojo. En una sociedad menos hipócrita que la actual, dichas taras le granjearon desde sus primeros años el desprecio de su familia y  marcaron su personalidad. A pesar de tener una mente privilegiada, las inseguridades que le provocó su entorno, desembocaron en problemas de dicción que le hicieron ganarse los dos primeros títulos de su vida,  “idiota” y “tartamudo”. 

Vetado para la política dedicó su vida al estudio, y probablemente fuera de las últimas personas capaces de traducir textos etruscos, antes de que el idioma se perdiera para siempre. Curiosamente, era el más preparado para ser emperador, pero a nadie le importaba. 

Fue el asesinato de Calígula (su sobrino) lo que le cambió la vida. Cuando la guardia pretoriana le descubrió escondido detrás de una cortina le aclamó emperador. Probablemente pensaron que un incapaz como él sería un títere en sus manos, pero se equivocaron, y así en el año 41 de nuestra era, Claudio el tartamudo, Claudio el idiota, se convirtió en Tiberio Claudio César Augusto Germánico, cuarto emperador de la dinastía Julio-Claudia. 

Bajo su reinado anexionó Tracia, Licia, Judea y Mauritania, y fortaleció la frontera en Germania. Pero su mayor logro fue la conquista de Britania.  

¿Quién podía pensar que Claudio el cojo, hazmerreir de todos iba a convertirse en un héroe militar? Clemente en la victoria, perdonó la vida al britano Carataco. Tal vez el sufrimiento en su vida le había regalado la humanidad, tan escasa en los poderosos. Administrador capaz y magnifico legislador, impulsó leyes que hoy podríamos llamar sociales, mejoró las condiciones de vida de los esclavos y proporcionó al Imperio una etapa de prosperidad que tardaría en volverse a repetir. 

Muchas veces pensamos que podemos hacer y deshacer a nuestro antojo si estamos frente a alguien más débil. Otras tantas veces aprovechamos que estamos ante una buena persona para actuar dejándonos llevar por nuestro egoísmo, ya que sabemos que no va a haber represalias. Pero a veces las apariencias engañan y Tiberio Claudio César Augusto Germánico es una magnífica muestra de una lección que el ser humano debe de aprender para crecer como tal y ser menos presuntuoso, característica muy intensa en algunos individuos.
Cuando dejemos de mirarnos al ombligo, comprobaremos que junto a nosotros hay un ser maravilloso y que hasta ahora no nos habíamos percatado de su valía.

1 comentario:

  1. Con gran vergüenza me paso a comentar tu última entrada. Quien es un desastre lo es y quien es un vago también lo es todo sea dicho XD

    No soy mucho de romanos pero si algo tiene tu entrada es que por mucho tiempo que haya pasado hay y habrá gente así y sobretodo gente que subestime a los demás o los infravalore por vete a saber que gaitas. La envidia que es muy mala y la estupidez que es más abundante todavía.

    A todo esto, tengo el libro de este emperador en casa...

    ¡Gracias! Muak

    ResponderEliminar